Con
este proyecto exploro la frontera formal entre la fotografía y la pintura. El
tema es la perdida de la memoria, partiendo de la suposición de que pasa con nuestros
recuerdos al morir.
Planteo
una especie de formateo de la memoria en la que rostros y lugares se van
borrando lentamente hasta desaparecer.
Para
estas “pinturas” construí un archivo con fotografías familiares, de los
perfiles de Facebook de amigos y conocidos y de recuerdos varios o de hechos
históricos.
Después
las fotocopié y las transferí a tela donde finalmente con veladuras de pintura
las difuminé, resultando en una especie de fantasmas que aparecen y desaparecen
caprichosamente.
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